En Esto Creemos
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Creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, sin errores, viva y actual, y que nos guía en todo lo que creemos y cómo vivimos.
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Creemos en un solo Dios verdadero que se ha mostrado como Padre, Hijo y Espíritu Santo; no son tres dioses, es un solo Dios en tres personas.
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Creemos que el ser humano fue creado por Dios, pero al desobedecer se alejó de Él. Aun así, Dios no nos dejó solos, y creemos que podemos ser salvos si nos arrepentimos, confiamos en Jesús y comenzamos una vida nueva con su ayuda.
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Creemos que la santidad no es algo reservado para unos pocos, sino un llamado para todos: vivir con propósito, alejándonos del mal y caminando cada día con el Espíritu Santo.
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Creemos que el bautismo en el Espíritu Santo es una experiencia real, poderosa y posterior a la salvación, y que se manifiesta, entre otras cosas, hablando en lenguas según el Espíritu nos guía.
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Creemos que Dios sigue sanando hoy. La sanidad divina es parte del regalo de Jesús, y se recibe por fe.
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Creemos que la Iglesia no es un edificio, sino la familia de todos los que creen en Jesús. Juntos adoramos, servimos, compartimos su mensaje y nos apoyamos unos a otros.
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Creemos que dar nuestras ofrendas y diezmos no es una carga, sino un acto de amor y gratitud que sostiene la obra de Dios.
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Creemos que Jesús volverá pronto por su Iglesia. Ese día, los que murieron en Cristo resucitarán, y los que estén vivos serán llevados con Él.
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Creemos que luego de eso, Jesús regresará con su pueblo para reinar en la tierra por mil años, estableciendo justicia, paz y cumplimiento de sus promesas.
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Creemos que habrá un juicio final para quienes rechazaron a Cristo, porque Dios es amor, pero también es justo.
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Creemos que Dios hará cielos nuevos y tierra nueva, un hogar eterno donde viviremos con Él sin dolor, pecado ni muerte.
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Creemos en el bautismo en agua, como un acto público de fe que demuestra que hemos decidido seguir a Jesús.
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Creemos que la Santa Cena es un recordatorio poderoso del sacrificio de Jesús, una celebración de nuestra unidad con Él y entre nosotros, y una declaración de que esperamos su regreso.
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Y finalmente, creemos que es importante cuidar la verdad. Enseñar lo correcto y rechazar el error no es rigidez, es amor: por Dios, por la Iglesia y por quienes aún no creen.
Porque no se trata solo de creer con la mente, sino de vivir con el corazón convencido. Nuestra fe no es tradición, es relación. Y en esto creemos.